16/08/2020
Clara Callejo y su historia gloriosa: “Yo nací hincha de Instituto, mi abuelo era ferroviario y cuando vino a trabajar a Córdoba se hizo hincha de La Gloria, trabajaba en la estación de Alta Córdoba y mi papá creció en el club y me llevaba a la cancha desde que tengo memoria. De todas formas después de la temporada 2014/2015 tuve que elegir si quería seguir porque mi papá dejó de ir a la cancha y tuve que empezar a ir sola. Fue como una renovación de votos. Porque yo vivo muy lejos, soy de Parque Latino, un barrio chiquito del Sur, camino a Alta Gracia. Tuve que empezar a ir a la cancha en colectivo y tenía que salir como dos horas antes pero el amor fue más fuerte”.
La primera vez que fue a la cancha y el beso del ‘Granadero’: “Desde que tengo memoria vamos a la Sucre. Pero les pregunté a mi papá y a mi mamá y concuerdan que la primera vez que me llevaron al club tenía 4 meses, el equipo volvía de jugar la semifinal en Tucumán en el ’96. Dice que hacía mucho frío y era muy tarde, que no lo pensaron mucho y fuimos los tres a esperar que llegue el equipo. ‘Ese día Klimowicz te agarró y de dio un beso en la frente’ me dice mi papá”.
Los jugadores que más le gustaron más de los que vio: “Uf, que difícil. Porque me acuerdo más de los que no me gustaron por todo lo que los puteé ja, ja, ja. Amo a ‘Miliki’, pero no me acuerdo mucho de como jugaba porque en esa época yo tenía 3/4 años. ‘Wanchope’ es un gran referente porque literal que ‘lo lleva adentro como lo llevamos nosotros’. También me gusta Pablo Bruna del básquet, creo que fue muy importante”, dice Clara.
Su opinón del básquet albirrojo y una linda experiencia: “Es un lindo ejemplo de que no somos un club que está maldito, que aparte de la suerte es importante hacer las cosas bien y tener paciencia con el proyecto. Me pone muy contenta todo lo que se logró y espero que se puedan lograr cosas así en todos las disciplinas. Ir al Sandrín es una de mis actividades favoritas y una de las cosas que más extraño en esta cuarentena, hace muchos años que voy, antes iba con Bruno, un muy amigo mio de la facu y ahora voy con Martín, mi novio que también es fanático, una vez cruzamos las Altas Cumbres tres veces en un día para poder llegar al Sandrín a ver la final del Super 20”, narra Clara.
Su familia: “Somos mi mamá, mi papá, mi hermana, mi abuela y Martín”.
Que partido le gustó más: “No fue en el Monumental, fue en el Kempes. El partido contra Central en el 2012, porque yo sufro un montón los partidos, me pongo muy nerviosa, tanto que antes de entrar a la cancha me compóo una bolsa ENORME de caramelos porque me calman los nervios y el partido contra Central me regaló 90 minutos de tranquilidad en una cancha. Siempre digo que por más bueno que sea algo siempre le voy a poner un 9 porque el 10 me lo guardo solo para ese partido”, dice sobre el 3 a 0 ante los rosarinos.
Su papá y el sentido de pertenencia: “Jamás me dijo que no a llevarme a la cancha y si por alguna razón él iba y no me llevaba, cuando volvía me enseñaba canciones nuevas que según él, había aprendido ese día. En el partido contra Chacarita fuimos a la cancha y me regaló una bandera que la tuve un montón de años, inclusive la llevé también contra Almagro, después juntos decidimos regalársela a mi abuelo cuando nos dejó. Y seguro él no se acuerda de ésto pero me prometió regalarme otra cuando ascendamos, así que todavía estoy esperando mi bandera nueva”, relata Clara.
Lo que más le gusta de Instituto: “La mística que tiene, porque Instituto es poesía viviente, es que la pelota pegue en los palos y salga. Todos nos dan por muertos pero siempre pegamos en los dos palos y salimos de nuevo a flote. No sé como explicarlo, yo veo a la gente que conozco de Instituto y estamos todos locos, damos lo que sea por este club, no quiero caer en el cliché de ‘somos diferentes al resto’ pero creo que si nos piden cualquier cosa por Instituto, no lo dudamos. Ojalá que algún día podamos dejar de lado todo lo que nos divide y entendamos que los que nos une es mucho más grande, creo que así vamos a lograr muchísimas cosas”, narra la gloriosa.
Porque es socia: “Primero porque me hacía sentir mas cerca del club, como no tuve esa vida de barrio que tienen muchos, me hacía sentir parte. Segundo porque es mi forma de colaborar con que el club siga creciendo. Pero hace unos años decidí involucrarme mucho más con el club y empecé a formar parte de las Coronadas de Gloria que son un grupo de mujeres enormes que admiro un montón que trabajan un montón para que Instituto sea un club comprometido con la parte social y con cuestiones de género que son sumamente importantes para construir un club que nos incluya a todxs. De ellas aprendo un montón no solo de la vida, sino también de Instituto porque es por amor al club que estamos todas acá”. Clara Callejo, una Fanática de La Gloria.