16/06/2020
Inés Estela López, conocida en el barrio como “La Gloriosa Barbie” está llena de historias de pasión albirroja.
El inicio de su amor por la Gloria nació desde el vientre de su madre: “Soy hincha de La Gloria desde la panza de mi mamá, al igual que mi papá y toda mi familia. Cada vez que Instituto jugaba de local, mi madre preparaba la canasta de picnic para llevar a la cancha, mucho sentimiento por el club, era día de fiesta en casa”, cuenta Inés.
Ella es del popular barrio General Bustos: “Empecé a ir a la cancha desde pequeña y no recuerdo el primer partido, pero se que íbamos a una tribuna, a un sector que estaban mujeres y niños”, dice Inés.
Sus gustos futbolísticos: “Los jugadores que más me impactaron en Instituto fueron: Sarria, La lora oliva, Miliki Giménez, Derticia, El negro Wanchope, Gotti, Correa, Charini, Dybala”, narra Inés.
Su opinión sobre el básquet de La Gloria: “Es algo que disfruto mucho de ver, es otro tipo de emoción que se vive, porque la hinchada no está dividida y somos uno alentando por la misma pasión. Y los jugadores dejan todo por su gente y la camiseta”, dice Inés.
Su familia: “Está compuesta por mis tres hijos y mi esposo. Con sentimientos divididos, mi hijo mayor y mi esposo no son de Instituto, y mis otros hijos dos hijos y yo de La Gloria”, cuenta Inés.
El partido que más le gustó: “Uno de los mejores partidos que vi de Instituto fue un clásico del 2008, en el que le ganamos a Talleres 3 a 1 con goles de Nemann, Furios y Nadaya”, narra Inés.
El porqué de ser de La Gloria: “Mi vieja me hizo hincha, aparte mis dos hermanos jugaron en las inferiores del club, pero por cosas de la vida abandonaron para estudiar y trabajar”, nos dice Inés.
Inés se emociona al hablar de Instituto, es su gran locura: “Son los colores, me apasiona el color rojo y blanco. Amo a La Gloria es un sentimiento inexplicable. Siempre voy a la cancha, fui enferma con neumonía bajo una lluvia. Una de mis locuras más grande fue cuando me escapé del cumpleaños de mi hijo menor con la excusa que iba a retirar la torta y logré ver el primer tiempo (nadie se enteró, hasta ahora). Otra vez llevé agua bendita, le perdí permiso al canchero y lo desparramé por el campo y ese partido lo ganamos. Una anécdota que jamás olvidaré”, narra La Gloriosa.
De Instituto, hasta la muerte: “Disfruto el ir a ver mi Gloria querida; más haya del resultado, aliento, canto y bailo en cada partido. Soy una loquita por mi Gloria. Soy socia porque amo el club y es la forma que puedo ayudar, de poner mi granito de arena por esta institución que tanto amo…es mi segunda casa”. Inés Estela López, una Fanática de La Gloria.