05/09/2020
Vive cerca del Monumental, es con mucho orgullo hincha y socio del club y tiene lindas anécdotas como la del gol del “Tano”Riggio: “Me abrazaba con gente que ni conocía”.
Su historia: “Me hice hincha de Instituto por mi viejo. El siempre vivió en Alta Córdoba y de chico iba a la cancha con amigos por lo que podría decirse que él fue quien me transmitió el sentimiento, la pasión y ahora soy yo el que hace lo mismo con mi hijo Valentino de 5 años que ya tiene bien claro lo que significan los colores en la familia”, cuenta Leandro.
Leandro vive cerca del Monumental, y disfruta de poder ver de cerca las tribunas de su querido Instituto: “Yo soy de Alta Córdoba vivo cerca del Cora, es nuestro barrio. Si algo me gusta de vivir cerca de la cancha es el poder ir caminando escuchando la radio, viendo la gente con sus camisetas y banderas. Además es una manera de ir sacándome los nervios inevitables de cada partido o al volver, una manera de canalizar broncas o disfrutar un poco más de las victorias”, narra el albirrojo.
“Sinceramente no recuerdo cuando fue la primera vez que fui a la cancha, pero si puedo decir que desde cuando haya sido esa primera vez, no tengas dudas que es para mí, un cable a tierra sea cual sea el resultado… si me preguntan que me gusta hacer en mi vida, que no negocio por nada del mundo, es ir a la cancha, es mi lugar y donde quisiera estar siempre”, relata Leandro.
Sus gustos futboleros: “Jugadores muchos, pero especiales pocos. Miliki es inevitable, era un tanque imparable que se canso de darnos alegrías con sus goles. Otro puede ser Julio Chiarini, sentía que jugaba con el corazón y hasta hoy recuerdo sus lágrimas con los ascensos que no se nos dieron. La clase del Tano Riggio, que debe ser uno de los grandes últimos 8 que tuvo el club…en fin gente que nos dio alegrías o simplemente respeto y defendió nuestros colores con el corazón”, dice Leandro.
Y añade: “Ah y un jugador que me hubiera gustado ver más en el club es Román Díaz, agarraba la pelota y realmente jugaba a otra cosa, un distinto en todo sentido”.
“El básquet no es ‘el básquet de’ es Instituto. Yo cuando voy a la cancha veo a jugadores y gente que está trabajando por el escudo, por los colores y que si nos va bien es a Instituto al que destacan, a los colores y eso es lo que nos tiene que llenar de orgullo. Debemos ser más respetuosos de nuestros logros y buscar que se nos den en cada una de nuestras disciplinas porque como dije antes sea el deporte que sea, es Instituto”, opina sobre la disciplina gloriosa.
La Familia de Leandro: “Está compuesta por Laura, con quien estamos en pareja hace mas de 10 años y mi hijo Valentino y mi familia más vieja jaja, por mis padres Aldo y Patricia y mi hermano Ignacio, todos hinchas de Instituto salvo mi vieja que es de Talleres ya que mi abuelo jugo ahí aunque te aseguro que es una más de nosotros en cada partido que jugamos ya que entiende que nuestra felicidad va de la mano de lo que pase con Instituto”.
El partido mas emocionante para Leandro: “El partido que más me gusto en el monumental fue el que le ganamos a Almagro 4 a 3 en el último minuto con gol de Lujambio. Fue un partido donde pasamos de la tristeza, la amargura a la felicidad total ¡en solo 5 minutos! Juro que cierro los ojos y recuerdo el abrazo que metimos con mis amigos y con vaya a saber quien más, la locura que desato ese gol”.
El recuerdo mas lindo en cancha: “Una anécdota es que puedo decir que nunca vi en el gol del ‘Tano’ Riggio en la final con Almagro. No aguante los nervios, no daba más, se me salía el corazón así que decidí irme detrás de la tribuna a esperar que sea lo que dios quiera. Recuerdo que me senté cerca de un puesto de chori y empecé a comerme las pocas uñas que me quedaban, miraba para el costado y había un par de locos que estaban como yo, nadie quería ver nada estábamos todos sufriendo a más no poder hasta que en un momento se sintió un alarido, parecía mentira, no podía ser pensé, si recién empieza. Instantáneamente observe para la tribuna y vi como la gente empezó a correr de la alegría a abrazarse a llorar a saltar así que me fui a buscar a mis amigos mientras abrazaba a gente que ni conocía pero que sabia estaba viviendo un momento de felicidad como yo”, recuerda Leandro sobre aquel mágico momento.
“Soy socio porque entiendo que es mi manera de ayudar, de acompañar y de decir yo estoy. Es un orgullo para mi poder decir soy hincha y socio de Instituto, lo siento como una manera de demostrar la pasión es estar siempre y aportar un granito de arena al club que tanto amo. Sé que no todos tienen la posibilidad económica de hacerlo o muchos están ‘cansados’ de las malas pero yo les aseguro que si pueden dar una mano, están contribuyendo a que vengan las buenas. Lo que más me gusta de Instituto es que tiene muchos y muchas locos por los colores y que darían la vida por el club. Tengo una profunda admiración por todo aquel que ha hecho y hace algo por la institución, creo que si nos dejamos nuestras diferencias y nos unimos no hay forma de que fracasemos. Es un club lleno de gente con pasión y respeto por los colores, solo falta que nos demos cuenta de esto”, narra Leandro, un Fanático de LaGloria.